Dolor de pezones
Los pezones pueden estar más sensibles luego del parto, además de estar expuestos a las succiones frecuentes y vigorosas del bebé. Sin embargo, amamantar no tiene por qué dejar de ser una experiencia relajante y placentera.
¿Qué se puede hacer en caso de dolor?
Si las molestias persisten, consultar con el médico.
Grietas del pezón
Son heridas lineales que se producen en las capas superficiales de la piel y se ubican tanto en la base como en la punta del pezón. Son muy dolorosas y pueden sangrar, especialmente si son profundas. En ocasiones suelen dar sensación de quemazón y de pinchazos.
Causas principales de las grietas del pezón:
- Posición inadecuada del bebé respecto de la mamá en el momento de la lactancia.
- Pezón invertido.
- Incorrecta succión del bebé por una mala técnica del prendido (por ejemplo, no tomar toda la aréola).
- Enfermedades dermatológicas.
Se pueden prevenir de varias maneras:
- Tratando adecuadamente el pezón dolorido.
- Colocando al bebé en el pecho en la posición correcta y alternando las posiciones en cada toma.
Cuidando el modo de retirar al bebé del pecho cuando termina la toma, para ello habrá que colocar un dedo en la comisura de su boca o bajarle el mentón así se evitará el efecto de vacío y el dolor.
- Apenas nace el bebé, las primeras mamadas son de calostro. Entre el segundo y el sexto día después del parto, se produce la bajada de la leche. Durante esos días, los pechos estarán calientes, pesados y endurecidos. Esto se debe al aumento de la cantidad de sangre y líquidos acumulados en el tejido de soporte, y al comienzo de la producción de leche. Esta situación puede causar incomodidad, pero no debe ser motivo de preocupación, ya que es transitoria y desaparece en pocos días.
La leche de mamá es irreemplazable, por esta razón, si se presentan inconvenientes, no hay que dejarse ganar por el desánimo y caer en la tentación de abandonar la lactancia.
Ante el menor síntoma, lo mejor es consultar al médico para una orientación segura.